Educación Financiera para Todos

En algunas ocasiones gastar en un lujo o en algo con lo que soñaste, genera un sentimiento de culpa. Aunque lo deseabas, una voz interior te indica que pudiste gastar ese dinero en algo más útil o que pudiste mantenerlo ahorrado. A veces incluso mientes acerca de cuánto te costó o buscas justificar tu compra frente a los demás.

Es momento de aprender que los gastos impulsivos o aquellos que parecen un exceso también son válidos, siempre y cuando tengas una correcta administración de tu dinero. Puedes darte gusto sin necesidad de causar daños irreversibles a tus finanzas ni angustiarte por el futuro.

Los primeros pasos

¿Cómo gastar sin culpa?

La primera recomendación que te ayudará a administrar de mejor manera el dinero es saber diferenciar entre tres conceptos fundamentales:

  • Necesidades primarias: Se refiere a aquellos objetos o servicios indispensables para la conservación de la vida. En otras palabras, es el mínimo necesario y es igual para todas las personas. Por ejemplo, alimento, prendas de vestir, vivienda.
  • Necesidades secundarias: También son objetos o servicios indispensables, pero están determinados por el estilo de vida. Es decir, puede haber coincidencias, pero normalmente cada persona tiene necesidades secundarias distintas. Por ejemplo, transporte o educación.
  • Gustos y deseos: Todas aquellas cosas que te gustaría adquirir, pero que no son imprescindibles. Por lo tanto, si no las obtienes, tu bienestar no se ve afectado de manera negativa.

Para que este ejercicio funcione de la mejor manera, elabora una lista donde segmentes tus gastos en tres columnas. Sé muy honesto e identifica claramente a qué columna corresponde cada cosa. Por ejemplo, comer es una necesidad primaria, mientras que alimentarte langosta es un deseo.

Pensando en el futuro

Inicialmente, una lista de necesidades y deseos te dará una perspectiva de en qué gastas el dinero. Será como ver una fotografía de tus gastos y podrás identificar a qué rubro destinas más recursos. Pero además, esta lista te permitirá planear a mediano y largo plazo.

Cuando vayas a realizar un gasto, hazte las siguientes preguntas:

  • ¿Lo quiero o lo necesito?
  • ¿Puedo hacerlo?

Primero debes identificar si es algo realmente necesario o si es un deseo. Sé honesto. En ocasiones se gasta por costumbre en cosas de las que podrías prescindir fácilmente.

Después evalúa si tienes una posibilidad real de adquirirlo en ese momento o qué necesitas para lograrlo. Si puedes comprarlo en ese momento, sólo asegúrate que no estás desequilibrando otras áreas de tu vida. Es decir, que tu gasto presente no va a tener una repercusión en tus finanzas futuras.

Si no lo puedes adquirir en ese momento, regresa a tu lista y define una estrategia para conseguirlo, uiándote con las siguientes preguntas:

  • ¿Puedes recortar gastos de necesidades secundarias?
  • ¿Hay sustitutos más económicos para alguna necesidad primaria?
  • ¿Hay alternativas menos costosas para tus gustos?
  • ¿A qué no estás dispuesto a renunciar?
  • ¿Qué estarías dispuesto a cambiar?
  • ¿Puedes hacer un plan de ahorro?

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